¿Quién se queda con la custodia de los hijos en un divorcio?

Luego de una separación o un divorcio en donde en medio de la expareja en cuestión hay hijos, comienza un proceso de entendimiento y acuerdos que pueden llegar a ser bastante complicados si alguno de los progenitores no tiene muy claro que todas las decisiones posteriores debe estar reguladas por las leyes pertinentes en este tema. Si quiere más informacion contacta con Abogados Madrid.

Entonces surgen las siguientes interrogantes: ¿Custodia compartida o exclusiva para uno de los progenitores? ¿Para quién es la custodia de los hijos luego del divorcio? ¿Quién lo decide? Y se hace necesario el servicio de un abogado de familia o un abogado matrimonial para que nos brinde su asesoría y ejecute acciones que nos lleven al acuerdo más conveniente.

En la actualidad se insiste en que la custodia sea compartida, es lo ideal pero para ello debe existir mutuo acuerdo entre la pareja que se separa o se divorcia en cuanto a la conveniencia de los hijos. Sin embargo aún siguen siendo más los casos en donde se resuelve una custodia monoparental para la madre.

Guardia y custodia y patria potestad ¿Cuál es la diferencia?

Hay varios casos de progenitores que no tienen muy claro la diferencia entre estas dos figuras legales, y se hace necesario puntualizar la utilidad de las mismas. La patria potestad es sencillamente la representación general y la administración de los bienes de los hijos menores de edad, bien sea en matrimonio o luego del divorcio. En cambio, la guardia y custodia hace referencia a la convivencia con los menores de edad, este deber puede ser compartido pero en la mayoría de los casos es la madre quien termina asumiendo.

Este artículo es de mucha utilidad si estás pasando por una situación de separación o divorcio y necesitas informarte acerca de lo que puedes y debes hacer dentro del marco legal. Nos enfocamos principalmente en la guardia y custodia porque generalmente es el asunto más complicado. Surgen las interrogantes; ¿A quién se le atribuye la custodia luego del divorcio? ¿Cuáles son las formas de ejercerla? ¿Quién adjudica la decisión?

¿A quién se le adjudica la custodia?

La decisión para adjudicar la custodia de los hijos menores de edad por parte de los organismos competentes depende de la capacidad que los progenitores tengan para llegar a un acuerdo. Existen, al respecto, dos posibilidades; la custodia monoparental o la custodia compartida. La primera adjudica la custodia sólo a uno de los progenitores y la segunda es una custodia compartida por ambos progenitores, quienes asumen los mismos derechos y deberes.

En la custodia compartida que estipula un juez, ambos progenitores asumen las responsabilidades que implican la convivencia a diario con los menores de edad. En la mayoría de los casos de esta categoría, el porcentaje de tiempo de convivencia con los menores de edad se divide, así como los deberes en todos los aspectos de la crianza de los hijos.

En el caso contrario, la custodia monoparental suele suceder cuando los acuerdos entre los progenitores se complican. Este tipo de custodia dictamina que sólo uno de los progenitores tendrá el derecho a la convivencia con los hijos y el otro, en la mayoría de los casos, asume un régimen de visitas además del pago de la pensión alimenticia.

Según la ley: ¿A quién se le debe asignar la custodia de los hijos?

Hasta la reforma del Código Civil de 2005, la custodia solía ser monoparental; es decir, se le asignaba la custodia de los menores a uno de los progenitores solamente (generalmente a la madre), pero a partir de este año hasta la actualidad se ha flexibilizado este tema de la custodia y la custodia compartida ha ganado terreno. La ley apoya plenamente a la custodia compartida por el hecho de generar un ambiente más sano para la formación de los hijos mientras conviven con ambos progenitores.

En el 2017 en España la custodia compartida ha alcanzado un 30% en los casos de separaciones o divorcios. Aunque sigue siendo mayor la cantidad de custodias monoparentales, este aumento en la cifra de custodias compartidas es muy positivo porque refleja un mayor entendimiento entre los progenitores. En la actualidad las custodias compartidas representan un aumento en la madurez de los progenitores quienes cada día piensan más en los hijos que en sus intereses personales.

¿Cómo se decide para saber a quien se le dará la custodia?

Es simple, sólo hay dos maneras de decidir una custodia: a través de un juez o por mutuo acuerdo. En el caso de que no exista entendimiento entre los progenitores, es necesario ubicar un abogado de familia para que nos asesore y nos represente ante un juzgado. En caso de mutuo acuerdo entre los progenitores, se fija un Convenio Regulador que igualmente debe ser ratificado por un juez.

En los procesos legales modernos de custodias se debe tomar en cuenta primordialmente los intereses de los menores de edad. Indudablemente, lo ideal para los menores de edad es la convivencia equitativa con ambos progenitores y cada día, afortunadamente, se ha ido comprendiendo más este aspecto. También existe la posibilidad de transformar una custodia a través de una solicitud a la instancia pertinente.

¿Cuándo es posible o no una custodia compartida?

Ya hemos comentado en este artículo acerca de la conveniencia para los menores de edad de este tipo de custodia y de la preferencia de las instancias legales para dictaminar esta decisión, pero ahora nos preguntamos si reunimos los requisitos necesarios para que la custodia compartida sea posible:

• informes psicológicos de los padres y de los hijos menores.
• relación entre los padres.
• número de hijos.
• opinión de los hijos a partir de los 10 años.
• cumplimiento de los padres de los deberes relacionados con los menores.
• disponibilidad de los padres.
• aptitudes personales de los progenitores.
• cercanía de los domicilios de los progenitores.

Pero también existen casos particulares en donde no será posible bajo ninguna circunstancia una custodia compartida. Puntualmente, el caso en donde uno de los progenitores esté inmerso en un proceso legal por atentar contra la vida, integridad, libertad o indemnidad sexual del cónyuge o de los hijos. Es decir, no se estimará ninguna solicitud de ningún progenitor que haya incurrido o tenga indicios fundados de violencia doméstica.